¿Te ha salido un pequeño bultito con pus en la encía y no sabes qué es?
Ese punto blanco, molesto y que a veces ni duele, puede parecer inofensivo, pero en realidad es una señal de alerta. Las fístulas dentales son el resultado visible de una infección que tu cuerpo intenta drenar hacia el exterior. Y aunque parezca que se resuelve por sí sola, esa pequeña bolita podría estar enmascarando un problema más serio que, si no se trata, puede comprometer la estructura del diente, el hueso y hasta extenderse a otras partes del organismo.
En este artículo vamos a hablar de fístulas dentales de forma clara, específica y directa: qué son, por qué aparecen, cómo se diagnostican y, sobre todo, cómo se tratan eficazmente en clínicas como la nuestra, en Patraix (Valencia). Porque una fístula dental no es solo una cuestión estética: es un aviso del cuerpo que no deberías ignorar.
¿Qué es una fístula dental y por qué se forma?
Una fístula dental es una especie de conducto que el cuerpo crea de forma natural para evacuar pus acumulado por una infección. Suele aparecer como un pequeño bulto blanco o amarillento en la encía, cerca de un diente afectado.
¿Y de dónde sale ese pus?
El origen habitual está en una infección bacteriana en la raíz de un diente o en el hueso alveolar que lo rodea. Puede deberse a:
- Una caries profunda no tratada.
- Una fractura radicular que ha permitido el paso de bacterias.
- Un tratamiento de conducto fallido o incompleto.
- Una periodontitis avanzada.
Cuando la infección no tiene salida natural, el cuerpo abre camino. Literalmente.
¿La fístula duele?
Curiosamente, muchas fístulas no duelen. De hecho, eso es lo que las hace peligrosas: la supuración constante alivia la presión, y el paciente cree que todo está bien… cuando no lo está. La verdadera infección sigue activa debajo de la encía.
¿Cómo reconocer una fístula dental?
Si notas alguno de estos signos, es muy probable que tengas una fístula:
- Un bultito blando en la encía, blanco o amarillento.
- Salida intermitente de pus o mal sabor en la boca.
- Encía enrojecida o inflamada en esa zona.
- Dolor leve o ausente (aunque a veces hay molestias).
- Diente afectado que se mueve, se ha oscurecido o duele al morder.
Atención a este detalle
Una fístula puede desaparecer temporalmente y luego volver a salir. Eso no significa que la infección se haya curado. De hecho, suele empeorar en silencio.
¿Cómo se diagnostica una fístula dental?
Un buen diagnóstico pasa por varias fases. Y aquí es donde entra el ojo clínico y la tecnología:
Exploración visual
El odontólogo revisa cuidadosamente la zona y localiza el trayecto fistuloso.
Prueba con gutapercha
Se puede introducir una pequeña punta radiopaca en la fístula y hacer una radiografía para seguir el camino de la infección hasta el diente causante.
Radiografía periapical o CBCT
Las radiografías revelan si hay infección en el ápice del diente, pérdida ósea o restos radiculares. El CBCT (escáner 3D) permite visualizar incluso microfracturas y quistes.
Tratamientos para una fístula dental
Aquí no hay trucos ni remedios caseros: si tienes una fístula, necesitas tratamiento profesional. Dependiendo de la causa, el tratamiento será uno u otro:
1. Endodoncia (tratamiento de conducto)
Cuando el diente sigue siendo viable, se limpia y sella el interior de la raíz, eliminando la infección desde dentro. Si se hace bien, la fístula desaparece en pocos días.
2. Retratamiento de endodoncia
Si el diente ya había sido endodonciado, pero algo falló, se repite el procedimiento para eliminar bacterias persistentes.
3. Cirugía periapical
Cuando la infección ha creado un quiste o la punta de la raíz está muy dañada, se puede hacer una apicectomía: se accede por la encía, se limpia la zona y se sella el diente desde fuera.
4. Extracción del diente
Si el diente está fracturado, con movilidad avanzada o no tiene solución, la extracción es inevitable. Posteriormente se puede valorar un implante.
¿Qué pasa si no la trato?
Ignorar una fístula dental puede tener consecuencias serias:
- Pérdida del diente afectado.
- Abscesos mayores o flemones.
- Infección del hueso (osteomielitis).
- Propagación sistémica (en pacientes inmunodeprimidos).
Y lo peor: cuanto más tiempo pasa, más complejo y costoso será el tratamiento.
¿Cómo prevenir una fístula dental?
La mejor prevención es la anticipación. Y para eso, nada como seguir estos consejos:
- No ignores una caries, por pequeña que sea.
- Acude al dentista al notar dolor o cambio de color en un diente.
- Hazte revisiones anuales con radiografías si es necesario.
- Sigue las indicaciones tras una endodoncia, incluso si no hay síntomas.
- No te automediques si notas una fístula, podrías camuflar los síntomas sin resolver el problema.
Tratamientos personalizados en Patraix, Valencia
En Clínica Dental Aviñó, cada paciente con fístula es evaluado de forma individual. Porque no hay dos infecciones iguales ni una solución universal. Analizamos el historial dental, realizamos las pruebas necesarias y proponemos un plan de tratamiento específico para erradicar la infección y recuperar la salud bucal, sin dejar secuelas.